En el mundo actual, donde las culturas conviven, se mezclan y a veces chocan entre sí, es necesario comprender cómo se configuran estas relaciones. En especial desde la comunicación cultural, hablar de diversidad no basta: hay que saber nombrarla, analizarla y gestionarla con respeto. Por eso es fundamental diferenciar tres conceptos clave que a menudo se confunden: multiculturalidad, interculturalidad y pluriculturalidad.
Estos tipos de culturalidad no son simples etiquetas académicas. Cada uno representa una forma distinta de entender el encuentro entre culturas y, en consecuencia, de comunicar, legislar, educar o construir ciudadanía. A continuación, exploramos sus diferencias y cómo se relacionan con los medios de comunicación, la identidad y la convivencia.
Multiculturalidad: coexistir sin necesariamente dialogar
La multiculturalidad se refiere a la presencia de diversas culturas en un mismo espacio geográfico o social, sin que eso implique necesariamente que haya interacción o reconocimiento mutuo. Es como estar en un mismo vecindario, pero sin conocerse o comunicarse entre sí.
Por ejemplo, en una ciudad pueden convivir comunidades indígenas, afrodescendientes, migrantes y mestizas, pero cada una encerrada en su propio círculo. No hay discriminación abierta, pero tampoco hay diálogo real.
Desde la comunicación, un enfoque meramente multicultural puede llevar a representar a las culturas como “curiosidades”, sin profundidad, sin contexto, sin conexión. Es una visión superficial de la diversidad.
Ejemplo: Un canal de TV que muestra una danza tradicional sin explicar su origen, su contexto o su valor simbólico, solo para “llenar programación”.
Interculturalidad: diálogo, respeto y transformación mutua
La interculturalidad va un paso más allá. No se conforma con que las culturas coexistan; busca que dialoguen, se reconozcan y aprendan unas de otras. Implica relaciones simétricas, donde ninguna cultura se impone sobre otra, y todas pueden aportar.
Este enfoque es profundamente transformador. Nos exige dejar de ver “lo propio” como superior, y abrirnos al intercambio desde la empatía, la escucha y el respeto.
En comunicación cultural, la interculturalidad se traduce en producir contenidos desde los territorios, con las voces de las comunidades, no solo sobre ellas. Implica procesos colaborativos, investigación participativa y co-creación.
Ejemplo: Una radio comunitaria en la que jóvenes kichwas y mestizos crean juntos un pódcast sobre memoria oral, en kichwa y español, compartiendo saberes.
Pluriculturalidad: diversidad reconocida en la identidad nacional
La pluriculturalidad reconoce que dentro de un mismo Estado o nación existen múltiples culturas que conforman su identidad colectiva. No es solo la coexistencia (como en la multiculturalidad), ni el diálogo (como en la interculturalidad), sino un reconocimiento jurídico y político de esa diversidad.
Ecuador, por ejemplo, se define en su Constitución como un Estado plurinacional e intercultural, lo que implica reconocer no solo a la cultura mestiza, sino también a las culturas indígenas, afroecuatorianas y montubias como pilares fundacionales de la nación.
Desde la comunicación cultural, esto nos llama a producir narrativas que no reproduzcan la hegemonía de una sola cultura, sino que visibilicen las múltiples voces que construyen lo ecuatoriano.
Ejemplo: Un noticiero cultural que presenta en su programación semanal tanto fiestas religiosas de Cañar como expresiones del pueblo Puruhá o del pueblo afroesmeraldeño, tratándolos con la misma importancia.
¿Por qué es importante distinguirlos?
Porque según el tipo de enfoque cultural que adoptemos, podemos fortalecer o debilitar la inclusión, la equidad y el respeto. La multiculturalidad puede ser tolerancia pasiva. La pluriculturalidad puede ser reconocimiento simbólico. Pero solo la interculturalidad genera verdaderos procesos de transformación social.
Como comunicadores culturales, debemos preguntarnos:
– ¿Desde dónde estoy contando estas historias?
– ¿A quiénes estoy incluyendo y a quiénes estoy dejando fuera?
– ¿Mi mensaje promueve el diálogo o solo representa lo exótico?
En medios como Kuyana TV, estas preguntas deben guiar cada decisión editorial. Porque comunicar la cultura no es solo mostrar tradiciones: es también construir puentes entre mundos que a veces no se conocen, pero que pueden enriquecerse mutuamente.
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